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Música

La música conduce al monje al recinto interior de su corazón y ahí puede encontrar
alegría, amor, confianza y anhelo. Esto engrandece el corazón del monje, y en un
corazón engrandecido ya no tiene lugar la ira y el enojo; allí no pueden cultivarse tales
sentimientos. Dios sólo puede habitar en un corazón engrandecido. Ahora bien, la
música prepara el corazón del monje para que Él lo pueda habitar. (Directorio 58)

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