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Nuestro Padre
Fr. Jaime Valdivia Pinell, MCA.

Prior y fundador

Nacimiento: 30 de agosto de 1955

Pascua: 30 de julio de 2020

Lema: "Amor meus, pondus meus"

San Agustín

Reseña biográfica

Desde muy niño sintió una particular atracción por lo sagrado.

Padre  Fr. Jaime Valdivia Pinell, nació el 30 de agosto de 1955 y vivió su pascua en fidelidad a Dios el 30 de julio de 2020. A sus 64 años el Señor lo encontró maduro para convertirse en ciudadano de la Jerusalén celeste.

El Señor le concedió a Padre Jaime el don del arte. Desde muy pequeño sintió una atracción especial por el dibujo, la pintura, la música, la danza y la actuación. En la casa de sus abuelos ubicada en el barrio el Calvario, Estelí, encontró el lugar propicio para desarrollar este don. 

 

El arte le permitió mirar la conflictividad de su vida, sobre todo en su infancia y juventud, desde otra perspectiva. Él comentaba que en épocas difíciles se refugiaba en su habitación escuchando el Réquiem de Mozart o el Mesías de Haendel para encontrar paz en el alma en medio de la turbulencia de sus crisis. La pintura y el dibujo le permitieron expresar lo que las palabras no podían tematizar: un corazón anhelante de sentido y de plenitud.

 

La fe heredada de su madre, quien falleció cuando tan solo tenía 6 años, y el talante recio de la espiritualidad de su abuela materna y de sus tías, hizo que el joven Jaime tuviera un aprecio especial por el arte sacro; en su habitación de el Calvario tenía álbumes y atlas de imaginería sagrada, catedrales y monasterios, lo que fue perfilando su personalidad como un hombre de Dios.

En 1979 ingresó en el Noviciado de la Orden en Bogotá, Colombia. Como novicio vivió una primavera del espíritu, un nuevo nacimiento, un nuevo comienzo. Las cosas viejas quedaban atrás mientras él asumía el nuevo estilo de vida, siguiendo a Jesús al modo de San Agustín. Él lo condujo por el mundo de la interioridad para encontrarse con “el Dios más íntimo que su propia intimidad”.

Inició sus estudios filosóficos y teológicos en la Universidad de San Buenaventura en Bogotá donde obtuvo la Licenciatura Civil en Teología con un trabajo de grado sobre la antropología agustiniana; con este trabajo concluyó parte de su búsqueda teológica a lo largo de sus años de “inquieto buscador de la verdad” para inaugurar un proceso más acorde con su Ordenación Sacerdotal el día 26 de octubre de 1985 por la imposición de manos y la oración consecratoria de su Excelencia Monseñor Mario Revollo, Arzobispo de Bogotá. Su inquietud teológica lo condujo a plantear de nuevo el interrogante  antropológico agustiniano para obtener el grado eclesiástico de Licenciado en Teología por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá.

 

Como religioso fue sido invitado por diversas congregaciones masculinas y femeninas para predicar retiros espirituales. Fue así como conoció la espiritualidad y el carisma heredado por la Sierva de Dios Madre Albertina Prudencia Ramírez Martínez a sus hijas las Siervas Misioneras de Cristo Rey. Un encuentro con el carisma fundacional de Madre Albertina de cara a la fundación masculina que ella siempre soñó. El proceso de discernimiento y de oración fue largo, al tiempo de Dios. Cuando consideró que el tiempo era propicio para fundar la familia masculina albertiniana, inició el respectivo proceso canónico de separación de la Orden de San Agustín con el fin de abrazar el carisma albertiniano. Madre Albertina lo sedujo y se dejó seducir. Fue como si se conociéran de siempre y estableció con ella un dialogo corazón a corazón en el silencio de los días. No pudo tematizar esta experiencia porque pertenece a las dimensiones de sentido de la fe.

En dialogo con Monseñor Juan Abelardo Mata, Obispo benévolo, se inició el proceso de fundación de los Monjes Contemplativos Albertinianos de la "Regula ad Servos Dei" de San Agustín, que aún continúa. De esta manera el Señor ha querido que el sueño de Madre Albertina se haga realidad al interior de una sociedad herida por el comunismo ateo, la dictadura del relativismo y el progresivo deterioro de la misericordia en el mundo.

 

El Priorato de los Monjes Contemplativos Albertinianos de la "Regula ad Servos Dei" de San Agustín nació como signo del Reinado de Dios, siguiendo a Jesús a través de la oración, el trabajo desde la pasión (Ora – Labora et Passio). Además de ser el gran aporte de Madre Albertina a la vida religiosa, la articulación Ora-Labora et Passio, le otorgó una identidad especifica en la Iglesia como contemplativos-misioneros: CONTEMPLATIVOS EN LA MISION COMUN DE EXTENDER EL REINADO DE DIOS EN EL CORAZON DEL SER HUMANO Y DE LA HISTORIA. Con temor y con temblor, confiado en la Divina Providencia, asumió el reto de la fundación, para mayor gloria de Dios y salvación de las almas. 

Testimonios de sus hijos

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