Monasterio Albertiniano Inmaculada Concepción de María

Espiritualidad
La espiritualidad de los Monjes Contemplativos Albertinianos tiene su fuente en el seguimiento de Jesucristo según la “Regula ad Servos Dei” de San Agustín, y en el patrimonio espiritual monástico agustiniano conforme a la doctrina contenida en el Directorio del Priorato:
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Creados a imagen y semejanza de Dios, cuya esencia es el Amor Trinitario.
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Llamados a ser comunidad a la manera de la Trinidad Santa de Dios.
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Al estilo de la primera comunidad de Jerusalén (Hch 4, 32-35): un alma sola y un solo corazón hacia Dios, en comunión de vida y comunidad de bienes.
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La Eucaristía es el “pondus” de la comunidad monástica.
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Inquietos buscadores de la Verdad: Jesucristo, en el corazón de la Iglesia y de un mundo que vive como si Dios no existiera.
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Cultivando todos los días la humildad para ser verdaderos hombres en Jesucristo.
Jalonados por la interioridad-trascendencia, la soledad habitada por la Trinidad Santa de Dios, el silencio monástico, el “ordo amoris”.
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La centralidad de la Palabra-Lectio Divina y de la teología monástica sapiencial.
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En contemplación: a la escucha del Maestro Interior.
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Orando con el corazón, en comunión con toda la Iglesia.
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Asumiendo el binomio cruz-resurrección (passio).
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Otium Sanctum, Negotium Iustum et Passio: tres dimensiones de una misma realidad que se constituyen en el dinamismo propio de este monasterio.

